Son las crisis, las guerras, un acicate para las ideas,
hiriendo en la tranquilidad del pensamiento y obligándonos a caminar hacia un
alivio en lo más tenebroso y maquiavélico de nosotros mismos.
Nacen así nuevas formas de energía. Nuevas maneras
de movernos. Nuevas formas de comunicarnos. Incluso nuevas formas de vida… pero
son todas, en realidad, nuevas caras de algo tan viejo como la muerte y su tragedia.
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